Un golazo de Acuña y un autogol de Bellerín sirve para ganar a un Betis con 10 desde el minuto 45

Arrancó el Gran Derbi en el Benito Villamarín con un guion distinto al que podíamos esperar. El Sevilla, algo ilógico cuando se trata de jugar como visitante, era quien llevaba el peso del partido y el control de la pelota. Por su parte, los jugadores verdiblancos con más talento parecían temerle al balón, y apenas lograban entrar en contacto con él.

Poco a poco los de Pellegrini comenzaron a animarse en el choque, probando la portería de Bono a balón parado y con algún centro que pusiese en problemas al meta sevillista. Entre las pocas opciones que vimos hasta el 30′ de la primera mitad, Rakitic tuvo un remate ciertamente franco, desde el punto de penalti pero que no consiguió encontrar portería con la cabeza.

Y en los últimos 15 minutos del primer tiempo empezó a animarse el choque. Primero Bellerín, llegando hasta línea de fondo y marcando gol en fuera de juego, e inmediatamente después Bravo, evitando con un toque sutil un remate a bocajarro de Rafa Mir que se quedaba completamente solo frente al arco.

Y justo antes del intermedio, llegaba uno de esos momentos que marca el partido. Guido Rodríguez, en el intento de cortar un contraataque se lanzaba desesperadamente y se llevaba una segunda amarilla que dejaba al Betis con un hombre menos durante toda la segunda mitad.

Pero más allá de alguna acción aislada, la realidad es que vimos una primera parte con pocas ocasiones, mucho respeto y quizás algo de miedo a destaparse y dejar algún hueco para que el rival abriese el marcador.

La segunda parte comenzó con el guion que nos imaginábamos. El Sevilla, con un hombre más sobre el verde, ahora sí parecía tener la decisión y confianza como para buscar un gol que les diese la victoria, y no iba a tardar en avisar por medio de Ocampos y Montiel, una sociedad inesperada pero demostraron que altamente peligrosa.

Y no tardando mucho, llegaba el zapatazo de Acuña. El lateral zurdo del Sevilla la cogía desde la frontal con la pierna izquierda, llegando desde segunda línea aprovechando un magnífico espacio generado por Ocampos y ponía un balón en la escuadra completamente imposible para Claudio Bravo. Se adelantaba el Sevilla con conexión firmada desde Argentina, asistencia de Ocampos y gol del “Huevito”, el primero en un Gran Derbi.

Más allá de buscar el empate, el Sevilla aprovechó la superioridad numérica para no achantarse ante el Betis, y seguir teniendo el control del balón con la meta del segundo tanto que cerrase definitivamente el choque. Los de Pellegrini, bastante limitados, esperaban alguna opción para correr y sorprender a un Sevilla muy bien plantado sobre el campo, que apenas dejaba huecos entre la zaga.

Como si de un fuego se tratara, el Benito Villamarín fue apagándose poco a poco hasta quedar en lo que eran las cenizas de soñar con ganar este partido. La expulsión de Guido fue el primer cubo de agua sobre este fuego, que fue perdiendo fuerza según pasaban los minutos y subía el dominio del Sevilla.

A pesar de todo, los hombres de Pellegrini no terminaron de dar el partido por perdido, y con un par de zarpazos, dándose cuenta de que podían hacer daño, revivieron en parte hasta que llegó el segundo del Sevilla. Desde la banda derecha, haciendo mucho daño, Montiel llegaba hasta el fondo y ponía un centro tenso que Bellerin mandaba al fondo de su propia puerta.

En los últimos minutos, con el público desfilando hacia fuera se fue apagando un partido que cambió radicalmente con la expulsión de Guido. Semana para olvidar en el Betis, que ha perdido 3 partidos, ha recibido 9 goles, no ha marcado y ha acabado perdiendo en un partido donde apenas tuvo opciones de inquietar al Sevilla.