Desde la llegada de Dolberg en el mercado estival hasta día de hoy, se podría decir que su rendimiento no ha sido para nada el esperado. Las esperanzas que habían puestas en él no eran pocas. Llegó a un Sevilla en crisis y tuvo la oportunidad de proclamarse la punta de lanza del equipo. Sin embargo, la situación no ha sido la prevista.
Un claro resumen de lo que está siendo su estancia por tierras sevillanas fue su aparición en El Gran Derbi del pasado domingo. Un total de 25 minutos jugados en los que no participó en ningún lance del juego. No tocó bola en un encuentro en el que los de Sampaoli estuvieron volcados en ataque, especialmente en el último tramo de partido. Todo esto preocupa más teniendo en cuenta que cumple la función de delantero centro.

Ocho partidos, un total de 303 minutos jugados, cero goles y una sola asistencia, a Oliver Torres frente al Athletic Club. Algunos acuñan su ausencia en el terreno de juego a la falta de adaptación del jugador, no obstante, tiene sus motivos. Uno de estos es la falta de comunicación.
El idioma es otro inconveniente a la hora de comunicarse con la plantilla, ya que apenas habla castellano y eso dificulta su adaptación al juego que se quiere plantear. Pero, ¿eso justifica que ni siquiera presione en una salida de balón del rival como pudimos ver el pasado domingo? ¿Hace falta saber un idioma para rendir en el campo? La pasividad que aparenta mostrar el internacional danés es tal que ni está ni se le espera.
El fiasco ha sido tal que, apuntan desde Francia, el club se plantea finalizar con la cesión, ya que en este mercado invernal se prevé una auténtica revolución en la plantilla. Eso significa deshacerse de jugadores que no han dado la talla. La intención es que cuando termine el Mundial de Qatar, que jugará Dolberg, ya esté de vuelta en Niza.